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Sugatra Mitra y el experimento del agujero en la pared

 

Sugatra Mitra es un profesor nacido en Calcuta (India) que actualmente reside en Inglaterra, donde imparte clases de Tecnología aplicada a la Educación en la School of Education, Communication and Language Sciences de la Universidad de NewCastle.

En 1999 llevó a cabo un experimento que tuvo una gran repercusión dentro de la comunidad educativa mundial. El experimento, conocido como “The Hole in the Wall” (El agujero en la pared), consistía en analizar el efecto que tendría sobre la educación de los niños el manejo de un ordenador conectado a Internet situado en plena calle. Sugatra Mitra pidió que hicieran un agujero en un muro de una calle del barrio pobre de Kalkaji, en Calcuta, próximo a la escuela infantil donde impartía clases. En el agujero colocó un ordenador y todos los niños que pasaban por allí podían utilizarlo libremente.

Partiendo de la hipótesis de que los niños no necesitarían disponer de ningún conocimiento previo para utilizar un ordenador, Sugatra Mitra estaba convencido de que los niños del barrio de Kalkaji, que no asistían a ninguna escuela y solían pasar el día jugando descalzos en la calle, podrían aprender numerosas materias simplemente utilizando un ordenador conectado a Internet.

Tras meses de investigación, los resultados del experimento fueron espectaculares: los niños, pese a que algunos jamás habían asistido a una escuela, demostraron una capacidad asombrosa para utilizar los ordenadores y aprendieron numerosas materias. Incluso los niños que ni hablaban ni leían inglés fueron capaces de navegar por webs en inglés y acceder a películas, vídeos y contenidos de todo tipo.

Sugatra Mitra repitió el experimento en otras zonas de la India rural, incluso en otros países como Camboya. A lo largo de los siguientes años otros  investigadores también lo desarrollaron en zonas pobres de numerosos países repartidos por todo el mundo y siempre con idénticos resultados.

Los agujeros en la pared del profesor Sugatra Mitra son un claro ejemplo de las infinitas posibilidades que ofrece un ordenador o un móvil conectado a Internet en el campo de la educación.

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La revista Ideas Imprescindibles será trimestral

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A partir del mes de marzo la revista Ideas Imprescindibles se publicará cada tres meses, en vez de cada cuatro meses, como sucedía hasta ahora. El objetivo es acercar a los lectores los contenidos que publican nuestros colaboradores con una frecuencia mayor.

El próximo número será la edición número 9 y contendrá artículos de nuevos colaboradores. Los responsables de la revista también han configurado una nueva estructura de contenidos en torno a los siguientes temas: Economía, Vida Saludable, Educación, Medios, Ciencia, Conciencia, Medio Ambiente, Solidaridad, Tecnología, Empresa y Cultura.

Sobre el individualismo ético

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Cuando observo los síntomas de la, así llamada, “crisis económica”, me doy cuenta de que se confunden los síntomas con el origen de la situación, no es extraño, es, de hecho, una actitud común y extensible a otros aspectos de la vida en la consciencia humana contemporánea. Desde mi punto de vista, lo que viene ocurriendo, no ya desde hace unos pocos años, sino desde hace décadas, no es, precisamente, una “crisis económica”.

Del mismo modo podría decir, que no concibo “la felicidad” tal y como nos la presenta la imaginería mediática, la vida es lo suficientemente compleja y rica en matices como para que una idea unilateral, homogénea y masiva de la felicidad pudiera justificar su devenir, el devenir de la vida. No relaciono estos conceptos (crisis económica y felicidad) de modo casual, observo una estrecha interacción entre ellos, tanto funcional como simbólica, y, la nada inocente gestión que se hace de los mismos nos está conduciendo a un estado de letargo o “desesperación sostenible”, en términos anímicos, de desequilibrios sociales y degradación ambiental insostenibles.

La aparente extrañeza que pudiera producir esta relación se vería rápidamente desactivada con sólo dar un paseo por una ciudad cualquiera de Europa, por cualquiera de sus calles comerciales, repletas de imágenes y reclamos en los que se percibe una invitación sugestiva a la evasión consumista, o también, asomándose a las estadísticas que recogen el ingente consumo de medicamentos estupefacientes. Por poner dos ejemplos.

Pienso que el sentido de la vida es la experiencia de la vida. La vida es una propuesta de experiencia: proposición y experiencia como límites y fundamento al mismo tiempo, en presente, de la consciencia, desde los que afrontar los retos de la vida. Es una posición de coraje, sin duda, pues supone abandonar toda creencia o prejuicio en el que hubiéramos podido sostener cualquier garantía de seguridad.

La poesía ha reconocido la vida como una etapa del gran viaje, desde hace cientos de años. En nuestra época el viaje no puede asegurarse más allá de las certezas que cada cual, individualmente, pueda vislumbrar desde el ejercicio de su propia iniciativa, lo que nos indica un sentido esencial de nuestra experiencia de la vida: desarrollar “el ser de iniciativa” que nos trajo a este mundo, que nos sostiene durante el viaje, y que nos revela su presencia cada vez que nos percibimos en estado de carencia, aislados o faltos de libertad. “El ser de iniciativa” que propone todas las preguntas y que, de de vez en cuando, nos regala respuestas.

Desde esta perspectiva no es posible comportarse como un creyente, como disposición general del ánimo, únicamente el futuro nos indica las metas, más allá de las condiciones dadas, pues sólo desde la aspiración del futuro son reconocibles los ideales.

Los ideales, que no son tan superficiales como para que la, así llamada, realidad, los condicione o satisfaga. Esto quiero decir, también, que la experiencia anímica no está sujeta de un modo determinado al carácter perecedero de los sucesos exteriores, y, que los ideales tienen una vida independiente, una entidad que trasciende la naturaleza y el tiempo. Si no, no serían ideales.

Podríamos proponernos, tal vez fuera necesario, un ejercicio de observación sobre la idea de “crisis económica” desde un “horizonte de ideales” y desde el ejercicio del “ser de iniciativa”, pues lo que manifiesta esta situación es el modo tan abstracto en el que experimentamos la realidad espiritual de la existencia. Quiero decir, que cuando pensamos en economía desaparecen las consideraciones éticas en relación al comportamiento humano, esta ausencia configura el “carácter peculiar” de la vida económica y social en nuestro tiempo: una vida económica carente de ideales y sin sujeto responsable (trascendente).

La evolución de la economía no puede desvincularse de las consideraciones éticas, si pensáramos en cualquier cosa que pudiera representar un valor, esa simple consideración sería, de hecho, un juicio ético. Por lo tanto, para nombrar la actual situación social no debiéramos apelar a otros términos que aquellos que nos remiten a la idea de una “crisis cultural-espiritual”, o, dicho de otro modo, la vida cultural no se ocupa lo suficiente en la realidad económica.

El desafío consiste en trascender la visión dogmática del determinismo materialista sobre el comportamiento económico, advertir los intereses ocultos que mueven las formulaciones relativas a las leyes del mercado, la maximización del beneficio, y todos aquellos conceptos que nos alejan de la verdadera experiencia económica.

Tenemos que pensar e imaginar la realidad económica como una experiencia humana fundada en la decisión individual consciente y libre: en el libre reconocimiento de la propia necesidad, de la necesidad del prójimo. Pensar en la humanidad necesitada como un todo.

El inicio de una nueva época, un camino hacia la prosperidad genuina, aquella que llegará a manifestar los incalculables dones de los que somos portadores los seres humanos, las facultades creadoras por la cuales aspiramos dar cuerpo a un inédito “nuevo orden social”.

 

Artículo escrito por Mikel Vázquez Eguskiza, Director de Identidad Corporativa Triodos Bank
Publicado en el nº 8 de la revista Ideas Imprescindibles

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La Bolsa Social

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¿Es posible unir economía y ética? La respuesta a esta pregunta debería ser un sí rotundo, dado el cambio de mentalidad que se está produciendo en nuestra sociedad como consecuencia de la crisis financiera. Así, cada vez es mayor el número de personas que tienen en cuenta las repercusiones éticas de sus decisiones económicas. Si extrapolamos este fenómeno al mundo empresarial, podemos observar también un incremento del número de inversores y nuevas empresas que tienen como misión crear y potenciar proyectos que contribuyan a mejorar la sociedad o el medio ambiente; o dicho de otra manera, cuyo objetivo no es otro que crear un impacto positivo.

En España este fenómeno es aún incipiente, como indican las cifras del último informe de EuroSif: 87 millones de euros se dedicaron en nuestro país a este tipo de inversión el pasado 2014. Poco a poco se consolida el emprendimiento con valores. Prueba de ello son las más de 30.000 empresas sociales o las 61.000 compañías de economía verde que existen hasta el momento.

Estas cifras reflejan un escenario de nuevas oportunidades en el mundo empresarial y cambios en la forma de invertir, donde internet tiene un papel protagonista. Tal es el caso de la aparición de nuevas plataformas de financiación participativa, como la Bolsa Social, la primera plataforma de equity crowdfunding autorizada en España por la CNMV a finales de septiembre tal y como exige la Ley 5/2015 de Fomento de Financiación Empresarial.

Mediante la modalidad de equity crowdfunding, la Bolsa Social permite que proyectos empresariales innovadores y que contribuyen a mejorar el mundo consigan capital de una manera ágil, sencilla y transparente, a través de la red de inversores de impacto social adscritos a la plataforma, que incluye a inversores minoristas, profesionales y business angels.

Hasta el próximo 28 de enero estará abierta la primera campaña de inversión en tres proyectos empresariales madrileños:

Wake App Health, un consolidado proyecto de mHealth dedicado al desarrollo de estrategias de intervención en salud a través de la tecnología móvil. Ha creado 11 apps que dan respuesta a problemas de salud y ahora aspira a convertirse en la primera incubadora de mHealth en España, para lo que busca una ampliación de capital de 250.000/300.000 euros.

Nostoc Biotech tiene como misión reducir la aplicación de químicos en la agricultura, reequilibrar los suelos y preservar su salud a través de biofertilizantes elaborados con productos biológicos. Para incrementar
su distribución necesita un capital de 200.000/250.000 euros.

utopic_US, una compañía que promueve un modelo organizativo y social basado en el coworking, la creatividad, la responsabilidad individual y la transparencia, busca una inversión de 200.000/250.000 euros para poner en marcha, entre otros proyectos, el mayor centro de economía verde en Madrid.

Estos tres primeros proyectos han sido elegidos por tener un modelo de negocio probado, potencial de crecimiento y generar un impacto positivo acreditable, los requisitos imprescindibles exigidos a las empresas que buscan financiación a través de la Bolsa Social.

 

Artículo escrito por Eduardo Laporte, Responsable de Comunicación de La Bolsa Social
Publicado en el nº 8 de la revista Ideas Imprescindibles