Cibercondría: ¿Qué me pasa, doctor Google?

La cibercondría es un nuevo trastorno psicológico que describe el comportamiento de una persona hipocondríaca que busca obsesivamente información en Internet sobre enfermedades que asegura padecer. Estos nuevos hiponcondríacos digitales se sumergen en la red en busca de datos que les aporten algo de luz sobre los síntomas que afirman estar sufriendo. Dentro del gigantesco océano de información que les aporta Internet, estos individuos encuentran el refugio ideal para dar rienda suelta a su imaginación y construirse un completo cuadro clínico basándose en artículos de dudosa credibilidad.

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Cibercondría: un círculo vicioso de ansiedad y estrés

El término “cibercondría” apareció por vez primera en 2001, en un artículo publicado por el diario inglés “The Independent” que describía la cibercondría como “el incremento de la ansiedad debido al uso excesivo de Internet para consultar webs de salud”. En abril de ese mismo año, la BBC también utilizó el término “cibercondría” para referirse a ese comportamiento obsesivo. Pero hubo que esperar hasta 2009 para encontrarse con el primer estudio científico que analizase la cibercondría en profundidad.

Eric Horvitz y Ryan White, dos ingenieros de Microsoft, estudiaron la cibercondría después de analizar el comportamiento de un millón de internautas de todo el mundo y realizar una encuesta entre más de 500 empleados de Microsoft. Aquella investigación arrojó datos sorprendentes. Por ejemplo, el 25% de los encuestados, tras teclear “dolor de cabeza” en Google, reconoció haber encontrado en los primeros resultados páginas que apuntaban a los tumores cerebrales como la principal causa de los dolores de cabeza. Sin embargo, los tumores cerebrales sólo se desarrollan en una de cada 50.000 personas, es decir, en un 0,002 % de la población mundial. Precisamente “dolor de cabeza” es la dolencia que más resultados ofrece en Google. Nada menos que 168.000.000. La razón de esta desproporción se encuentra en el algoritmo de Google, que está diseñado para ofrecer al usuario resultados relevantes, sin tener en cuenta la verosimilitud ni la credibilidad.

Los síntomas de la cibercondría

Antonio Cano Vindel, presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS), afirma que “la cibercondría constituye una obsesión derivada del estrés generado por la idea de sentirse enfermo sin que exista un diagnóstico médico”. Los pacientes que sufren este trastorno recurren a Internet en busca de información que les pueda aliviar, pero esa búsqueda provoca en ellos el efecto contrario y les produce una insoportable ansiedad. El perfil de estas personas es claramente obsesivo y presentan una fuerte tendencia a querer controlar la incertidumbre. Esta ansiedad provoca, en muchas ocasiones, que se somaticen determinados síntomas que el paciente considera propios de una enfermedad. Incluso en algunos casos extremos, se conocen casos de pacientes que han llegado a suicidarse sin que haya existido un diagnóstico médico previo.

Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el 70% de las mujeres suelen buscar en Internet información sobre salud, mientras que el porcentaje desciende en los hombres hasta el 57%. La mayoría caen en el autodiagnóstico, que puede desembocar en problemas realmente graves. Según Xavier Amatrian, consejero delegado de Curai, una startup cuya actividad se centra en la realización de diagnósticos médicos sin que el paciente deba desplazarse a un centro sanitario, “más del 65% de los estadounidenses se autodiagnostican tras consultar en Google”.

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Cómo combatir la cibercondría

El autodiagnóstico puede derivar en trastornos psicológicos y en graves enfermedades. Los problemas derivados del autodiagnóstico son múltiples y diversos. Entre ellos podemos destacar los siguientes.

  1. Las enfermedades no se manifiestan igual en todas las personas.
  2. El autodiagnóstico suele derivar en automedicación, que puede ocasionar problemas añadidos
  3. La sobreabundancia de información poco fiable en Internet aumenta el riesgo de establecer un diagnóstico equivocado

Si te has sentido reflejado en estas líneas, probablemente no seas el único. Por suerte existen unas pautas que puedes aplicar para frenar los efectos de la cibercondría.

  1. Pon en duda la veracidad de todos los artículos que encuentres en Google. Busca siempre la opinión de un profesional que valide la información que contienen
  2. No te creas el contenido de artículos que no estén firmados por especialistas reconocidos. Aún así comprueba quién es el autor, busca su perfil en Linkedin
  3. Desconfía de los artículos que no incluyan enlaces a los estudios que citan
  4. Acude a tu médico. Ante cualquier síntoma que aparezca, pide consejo a un especialista.

Internet es un arma de doble filo. En lo que respecta a la búsqueda de información relativa a salud, el riesgo de encontrar datos falsos o poco fiables puede tener consecuencias devastadoras. Por eso, la próxima vez que necesites un consejo médico, piénsatelo dos veces antes de acudir al Doctor Google.