Craftivismo: cuando la artesanía se pone al servicio del activismo

Tanque rosa
Marianne Jørgensen, «Pink M.24», 2006.

El craftivismo es un movimiento que utiliza la artesanía para reivindicar causas políticas y sociales. Según sus partidarios, el empleo de la artesanía humaniza sus reivindicaciones, amplifica sus mensajes y atrae la atención de una opinión pública cada vez más escéptica. Los craftivistas suelen ser personas con habilidades artísticas que ponen su talento al servicio de una causa determinada con el objetivo de provocar cambios positivos en la sociedad. En concreto, las actividades de los craftivistas son muy variadas y abarcan desde la confección de jerseys de ganchillo para los más desfavorecidos hasta la elaboración de mantas para perros abandonados.

manifiesto-craftivista

La figura del artesano como activista político y social

La recuperación de la figura del artesano como activista y en plena era digital es un salto que cuando menos llama la atención. En la actualidad los grandes avances tecnológicos y la producción en masa han arrinconado a los artesanos, convirtiéndoles en una rara avis. El craftivismo viene a rescatarles de ese ostracismo para devolverles un protagonismo que la modernidad les niega. Ahora las personas con habilidades artísticas que además tienen inquietudes sociales pueden aportar su granito de arena en la construcción de un mundo mejor. En vez de quedar reducidos a un número en las estadísticas de las manifestaciones o en los clicks de change.org, el craftivismo brinda a las personas creativas la posibilidad de protagonizar los cambios sociales ofreciendo una ayuda concreta y personalizada a quienes más lo necesitan.

El espíritu del “do-it-yourself” (hazlo tú mismo) se ha ido perdiendo en una sociedad cada vez más acelerada y consumista, donde no solemos dedicar tiempo, como antaño destinaban nuestras abuelas, a tareas como las manualidades o a crear o arreglar nuestra propia ropa. Sin embargo, las recientes crisis económicas y los nuevos valores que están surgiendo en torno a la sostenibilidad están provocando una revisión de nuestros hábitos, aportando una nueva mirada a habilidades artísticas un tanto olvidadas, como el ganchillo o la costura. Si a esta corriente le sumamos la intención de muchas personas de luchar contra las injusticias sociales de una forma diferente a las tradicionales movilizaciones callejeras o el clickactivismo a través de webs como change.org, ya tenemos el contexto adecuado para empezar a entender qué es el craftivismo.

Creatividad y producción manual para luchar contra las injusticias

Las prácticas craftivistas incluyen numerosas acciones que abarcan desde la lucha política (pacifismo, defensa del medio ambiente o movilizaciones en contra de la explotación de trabajadores del Tercer Mundo); la conciencia social (lucha contra el cáncer, violencia de género, feminismo o analfabetismo) y la crítica a la economía de mercado, dirigiendo mensajes en contra del consumismo desmedido y a favor de un crecimiento sostenible y responsable.

Sus acciones consisten, por ejemplo, en talleres donde enseñan a coser, tejer o hacer ganchillo, creando productos artesanos, y utilizando procesos y materiales totalmente respetuosos con el planeta. También realizan prendas de abrigo para personas desfavorecidas e intervienen en las calles exhibiendo sus creaciones sobre farolas, estatuas, cabinas telefónicas, fachadas de edificios, paredes, etc. Esas creaciones les permiten comunicar mensajes de protesta o en defensa de alguna causa o reivindicación social.

El craftivismo puede verse como una lucha contra el modelo capitalista imperante y como una forma de vivir al margen de las leyes del mercado, promoviendo un mundo en el que todos podemos fabricar con nuestras propias manos nuestros bienes materiales, sin necesidad de comprarlos en las tiendas.

Las bases del pensamiento craftivista 

Betsy Greer (Cincinnati (USA) 1975) es una de las fundadoras del craftivismo y es autora de dos libros, “Knitting for Good!» (2008) y “Craftivism: The Art of Craft and Activism” (2014), en los que desgrana los puntos más importantes del pensamiento craftivista. Betsy Greer asegura que el craftivismo es “la intersección entre la artesanía (craft) y el activismo” y comenta que “es una práctica de creatividad comprometida, especialmente en causas políticas y sociales”. Ella fue quien acuñó el término “craftivismo” en 2004 para definir “una actitud ética y una forma de activismo que se ejerce mediante las creaciones hechas a mano”. También Betsy Greer afirma que “cada vez que participas en una tarea artesanal estás marcando una diferencia. Sea luchando contra el materialismo inútil o creando piezas para causas benéficas”.

El cratftivismo reivindica también el extraordinario valor del proceso de trabajo y la labor de las personas que participan en él, y no sólo se centra en el producto final. Además, el craftivismo libera del estrés y del afán consumista y desarrolla la creatividad. Crear obras con nuestras propias manos es también una forma de hacer política, al elegir comprar productos locales hechos a mano, en vez de productos importados y fabricados en serie. Asimismo el craftivismo es una nueva forma de empoderar a las personas, reafirmando sus habilidades artísticas y reforzando su autoestima. Si quieres encontrar más información sobre el craftivismo, puedes entrar en craftivism.com y en craftivist-collective.com