¿Entramos en la era de la desglobalización?

¿Qué es la desglobalización? Se trata de un proceso de disminución de la interdependencia existente entre los países del mundo. En contraposición a la globalización, la desglobalización se caracteriza por una reducción de las relaciones políticas, comerciales y económicas que se realizan entre las naciones y también en una pérdida de protagonismo de las instituciones supranacionales.

 

 

Los efectos de la desglobalización en la sociedad mundial

La desglobalización se refleja concretamente en cuatro grandes flujos.

• Los movimientos migratorios disminuyen, muchas personas que buscaban una vida mejor en Europa y Norteamérica, ahora se quedan en sus países, como consecuencia de las restricciones de acceso o las crisis económicas.
• Las exportaciones se reducen, muchas empresas venden menos productos y servicios en el extranjero, debido a razones económicas y coyunturales.
• Las inversiones disminuyen, los capitales dejan de fluir por los mercados internacionales y muchos proyectos empresariales se estancan
• La innovación tecnológica se frena, la inversión en I+D disminuye y el ritmo de lanzamiento de nuevos productos y servicios se ralentiza.

 

 

Según los expertos, estos cuatro grandes flujos actúan como medidores del grado de desglobalización y se reflejan en decisiones políticas y comerciales como la subida de aranceles, las restricciones fronterizas que afectan al trabajo o las limitaciones a las inversiones extranjeras.
Por otra parte, fenómenos como el Brexit, las políticas proteccionistas de Donald Trump o el ascenso de los partidos ultranacionalistas en Europa contribuyen también a la desglobalización.

En 1979, KOF Swiss Economic Institute, una organización con base en Suiza, publicó un informe donde establecía el conocido desde entonces como “Índice KOF”, un medidor de las dimensiones económicas, sociales y políticas de la globalización. Este índice fue mostrando un incremento constante de la globalización desde la década de los setenta, evidenciando un impulso notable al término de la Guerra Fría, fecha que puede situarse en diciembre de 1991, con la disolución de la Unión Soviética.

Sin embargo, el índice KOF muestra un cambio de esta tendencia en 2009, coincidiendo con el estallido de la burbuja “Punto com” y los dramáticos acontecimientos del 11 de septiembre. Estos dos sucesos supusieron un duro revés para el proceso de globalización y empezaron a configurar un cambio en el mapa mundial que afectaba a los cuatro grandes flujos antes citados: los movimientos migratorios, las exportaciones, las inversiones y la innovación tecnológica. En síntesis, el eje económico mundial empezó a desplazarse hacia el sur de Asia, con el creciente protagonismo de China, mientras que América Latina y el África subsahariana no acababan de impulsar sus economías y Europa empezaba presentar síntomas de estancamiento.

 

Principales razones de la desglobalización

Los motivos de la aparición de la desglobalización son diversos, pero podemos destacar los siguientes:

1. Empobrecimiento de las clases medias

Una de las consecuencias más evidentes de la crisis económica de 2008 en los países desarrollados fue el empobrecimiento de las clases medias. La devaluación salarial y el desempleo llevaron a muchas personas a vivir situaciones desesperadas. Muchos de esas personas empezaron a exigir a los gobiernos medidas proteccionistas que les protegieran de la intensa llegada de productos extranjeros, sobre todo provenientes de economías emergentes como China. Esa presión popular ha ido alimentando un sentimiento nacionalista que en su cara más extrema ha desembocado en el crecimiento de la xenofobia y en el ascenso de los partidos ultranacionalistas.

 

 

2. Volatilidad de los mercados financieros

En los últimos años, la volatilidad de los mercados se ha incrementado. Notablemente, ocasionando una disminución del comercio internacional, debido al temor de los inversores, que han ido prefiriendo los valores más seguros. Como consecuencia, las exportaciones e importaciones se han ido frenando y muchos sectores empresariales han aumentado sus inversiones en productos locales, o como mucho integrados en mercados internos como la Unión Europea o Mercosur.

 

 

3. Decrecimiento de los países emergentes

Economías emergentes como China, India o Rusia, que habían liderado las exportaciones mundiales desde 1990, han visto como la crisis financiera de 2008 provocaba un frenazo a su crecimiento económico, y han empezado a tener problemas para sostener sus economías.

 

 

Los signos que demuestran que hemos entrado en una etapa de desglobalización son evidentes, aunque seguimos considerando la globalización como uno de los rasgos identificativos de nuestra era. El Brexit, la guerra comercial entre Estados Unidos y China, el creciente protagonismo de Rusia, la crisis de los refugiados, la falta de un discurso único en Europa, las crisis territoriales en áreas del mundo tan alejadas como Hong Kong o Cataluña, la omnipresente amenaza del cambio climático, el ascenso de los partidos ultranacionalistas o las revueltas sociales en países de América Latina como Ecuador, Chile o Venezuela, están configurando un nuevo orden mundial basado en la incertidumbre y la desconfianza. Sin embargo no podemos dejar que la desesperanza se instale en nuestras sociedades y debemos intentar recuperar un espíritu más conciliador que nos una y nos impulse a trabajar juntos para construir un futuro más justo, solidario y sostenible para todas las personas que poblamos este planeta.