La Guerra de Siria: la historia interminable
Se cumplen diez años del inicio de la guerra de Siria. El saldo del conflicto bélico es terrible. Más de 5,6 millones de personas sirias han abandonado su país, huyendo de los bombardeos, las persecuciones políticas, el hambre o el terrorismo yihadista. Se trata del mayor éxodo desde la Segunda Guerra Mundial.
Guerra de Siria: un conflicto que no parece tener fin
La guerra ha transformado Siria en un país en ruinas. Una década después, lejos de mejorar, la situación ha empeorado y es más dramática que nunca. Las cifras son estremecedoras. 6,7 millones de desplazados internos. 5,6 millones de sirios refugiados en Líbano, Turquía, Jordania, Irak y Egipto. 11 millones de personas dependen de ayuda humanitaria. Y según muchos analistas y ONG, las cifras podrían ser aún peores.
¿Pero cómo y por qué empezó la guerra de Siria?
2011: el comienzo de la guerra de Siria
Muchos años antes de que estallara el conflicto, el 15 de marzo de 2011, gran parte de la población siria se quejaba de la corrupción, la falta de libertad, el alto desempleo y la represión por parte del gobierno del presidente Bashar al Asad, que había sucedido a su padre, Hafez al Asad, en 2000. En marzo de 2011, un grupo de estudiantes de la ciudad de Deraa fueron arrestados por la policía siria. ¿El motivo? Haber realizado unas pintadas con mensajes en contra del gobierno. Los jóvenes fueron torturados y el caso desencadenó una ola de protestas. La Primavera Árabe inspiró un movimiento que rápidamente se extendió por el país y que proclamaba más democracia y más derechos. Las manifestaciones más numerosas se produjeron en las ciudades de Damasco y Alepo y se repitieron durante varios días.
Las fuerzas de seguridad respondieron con una violencia inusitada y varios manifestantes fallecieron como consecuencia de los disparos. Las muertes de los manifestantes avivaron aún más las protestas y las calles de las principales ciudades del país se llenaron de indignación, exigiendo la dimisión del presidente Bashar al Ashad. Los disturbios fueron en aumento y con la llegada del verano ya eran cientos las brigadas rebeldes que luchaban contra las fuerzas del gobierno.
Guerra de Siria: ¿quién lucha contra quién?
El conflicto pronto adquiere una proyección religiosa y la mayoría sunita del país se enfrenta a la minoría chiíta, a la que pertenece el presidente Bashar al Asad. Este giro desencadena que los principales países vecinos se posicionen a favor o en contra de los rebeldes. Además, el conflicto adquiere una dimensión internacional y las potencias internacionales rápidamente toman partido. Estados Unidos, Canadá, la Unión Europea y los países integrados en la Liga Árabe piden insistentemente la dimisión de Bashar al Asad, mientras que Rusia e Irán se posicionan desde el principio a favor del presidente al Asad.
Las fuerzas que persiguen la destitución del presidente al Asad, lo que se conoce como “oposición”, están formadas por numerosos grupos rebeldes que se encuentran dispersos por todo el país. Estos grupos están formados por combatientes moderados y seglares, pero también por grupos islamistas y yihadistas. Entre estos últimos figuran miembros del Estado Islámico (EI) y otros grupos vinculados a Al Qaeda. Esta división acabó provocando “una guerra dentro de otra guerra”. Además, existen grupos kurdos en el norte del país, que intentan controlar varias zonas de Siria.
En el bando contrario, se encuentran las fuerzas leales al presidente Bashar al Asad.
La situación de los refugiados en Líbano
En esta crisis es muy importante el papel que juegan varios países fronterizos, como Líbano, Jordania o Turquía, en la ayuda humanitaria a las personas que deciden huir de Siria. Desde el inicio del conflicto, Líbano, por ejemplo, ha acogido a un millón y medio de refugiados sirios. Esa cifra supone aproximadamente el 30% de la población total libanesa. URDA Spain es una ONG que opera en Líbano y que desde hace años trabaja en campos de refugiados con el objetivo de mejorar las condiciones en las que viven los miles de refugiados sirios que se encuentran allí. Si no fuera por la labor que realizan organizaciones como URDA Spain, Acnur o Médicos Sin Fronteras la situación de estas personas sería aún más dramática.
La situación es especialmente tensa en Arsal, un pueblo libanés situado a escasos 20 kilómetros de la frontera con Siria. Su proximidad ha provocado que la llegada de refugiados sirios haya sido constante. En la actualidad en Arsal viven dos personas refugiadas sirias por cada libanés. Antes de la guerra, sirios y libaneses convivían en armonía, pero este desequilibrio demográfico ha provocado una alta tensión en la zona. El desempleo se ha disparado y la crisis sanitaria del COVID-19 ha empeorado aún más la situación.
¿Por qué está durando tantos años la guerra de Siria?
Las razones son diversas. Una de ellas puede encontrarse en la intervención de países extranjeros. El apoyo militar y económico que han recibido tanto las fuerzas leales al gobierno del presidente Bashar al Asad como las tropas rebeldes ha intensificado y extendido el conflicto, convirtiendo a Siria en un triste campo de experimentación que obedece a intereses internacionales. Por otra parte, el interés de potencias regionales, como Irán o Arabia Saudita por fomentar el sectarismo religioso en un país que siempre ha destacado en la zona por ser un Estado secular, también ha contribuido a acentuar la brecha entre la mayoría sunita y la minoría chiíta alauita. Este radicalismo religioso está detrás de terribles matanzas y de la destrucción de varias comunidades. Una tercera razón radica en el ascenso de fuerzas yihadistas, como el Estado Islámico, que ha tomado el control de varias zonas del norte y este de Siria.
Aunque la falta de información dificulta el recuento de víctimas, la guerra de Siria ha provocado más de medio millón de muertos y el número de desplazados supera ya los 12 millones. Como suele ocurrir en todas las guerras, los civiles se llevan la peor parte, sobre todo los niños.
Antes de la guerra, la población siria superaba los 22 millones de personas. En la actualidad, más de la mitad de esas personas han abandonado sus hogares, dejando atrás las bombas y las persecuciones. Se calcula que hay cerca de 7 millones de desplazados internos y unos 5,6 millones de refugiados fuera de Siria. Una crisis humanitaria de una terrible magnitud que por desgracia no parece tener fin.