El síndrome del impostor: qué es y cómo superarlo
¿Has sentido alguna vez que no estás suficientemente capacitado para tu puesto de trabajo? ¿Sueles compararte con otras personas o piensas que tus logros no son merecidos? Puede que sufras el síndrome del impostor, un fenómeno psicológico que te hace dudar constantemente de tus capacidades, aunque cuentes con numerosos logros académicos y laborales.
Síndrome del impostor: características y causas
El síndrome del impostor se caracteriza por creer que tus logros, sobre todo en el ámbito laboral, se deben a un golpe de suerte, a estar en el lugar correcto, en el momento adecuado. Estos pensamientos se acompañan del miedo a ser descubierto, a que la gente se dé cuenta de que en realidad eres un fraude.
Esta condición psicológica se relaciona íntimamente con sentimientos de baja autoestima, inseguridad y conduce en muchas ocasiones al autosabotaje. El miedo constante al rechazo puede lograr que acabes aislándote, incluso rechazando entrevistas de trabajo o cualquier otra situación que implique demostrar tu valía o mejorar tu situación profesional.
Muchas personas pueden experimentar el síndrome del impostor en algún momento; sin embargo, no todas lo harán con la misma intensidad. En su primer nivel, se caracteriza por un sentimiento de duda y de inseguridad que puede aparecer ante un nuevo proyecto. Por ejemplo, si estás optando a un nuevo trabajo, a un ascenso, etc. Ante estas situaciones, puede darse de manera temporal, hasta que hayas asimilado la nueva situación.
Sin embargo, el problema aparece cuando estas inseguridades se cronifican y comienzan a condicionar tu comportamiento. Además, si no eres consciente de este problema puedes arrastrarlo durante años, lo que te hará perder muchas oportunidades en todos los ámbitos.
Causas del síndrome del impostor
Como ocurre con todos los problemas de carácter psicológico, en este caso existen factores que pueden desencadenarlo:
- Entorno familiar. Este problema puede darse en personas que han crecido en familias muy exigentes, en las que los logros académicos y laborales son una prioridad. El deseo de estar a la altura, en estos casos, puede acabar generando una enorme presión que puede acabar incapacitándote si no eres consciente de ella.
- Baja autoestima. Este es un factor determinante en el desarrollo de estas inseguridades. Si tiendes a pensar que no eres lo suficientemente bueno, los miedos ante nuevos retos no tardarán en aparecer. Es muy importante identificar estos pensamientos negativos y trabajar en ellos para superarlos.
- Recuerdo de una mala experiencia. También puede ocurrir que, tras una mala experiencia en el ámbito laboral, comiences a experimentar sentimientos de inseguridad. El hecho de haber sido despedido, o haber tenido malos resultados en un proyecto en el ámbito de trabajo, puede llevarte a sentir un miedo incapacitante al fracaso.
¿Cómo saber si padezco el síndrome del impostor?
Las personas que lo sufren comparten una serie de patrones de conducta ante determinadas situaciones. Algunos son:
- Angustia ante cualquier tipo de actividad que les suponga un reto. La falta de confianza en sus propias capacidades hace que la persona que sufre este fenómeno evite participar en actividades o nuevos proyectos en el ámbito laboral. Piensan que pueden quedar expuestos y sus compañeros pueden descubrir su falta de valía.
- Pesimismo y estancamiento. Si no se trabaja en superar estas inseguridades pueden cronificarse. De esta manera, quien lo sufre puede descartar nuevos horizontes laborales o académicos y, como en un bucle, esta falta de progreso puede alimentar todavía más los sentimientos de inseguridad y la baja autoestima.
- No aceptan elogios. Al no considerar sus logros como algo propio, sino como meros golpes de suerte, las personas que lo padecen suelen ser bastante reticentes a los cumplidos y reconocimientos sobre su trabajo. En ningún caso suponen que realmente todo lo que han logrado ha sido gracias a su esfuerzo, cualidades y dedicación. La actitud ante cualquier tipo de halago suele ser más bien tímida y siempre intentan minimizarlos.
¿Cómo actuar?
Lo más difícil en estos casos suele ser reconocer que estás padeciendo esta situación. Una buena forma de combatir los pensamientos negativos es escribiéndolos. Vistos sobre el papel, podrás «disociarte» de ellos, verlos desde fuera. Seguro que, en ese momento, eres capaz de entender que tus percepciones son erróneas, ya que no tienen ninguna base.
Por otra parte, algo muy habitual cuando sufres esta condición psicológica es el hábito de procrastinar. Evítalo siempre. Toma la costumbre de hacer las cosas con suficiente antelación. Si no lo haces así, tendrás problemas de organización y el hecho de contar siempre con menos tiempo para llevar a cabo tus tareas te hará sentir cada vez peor y te impedirá salir del bucle.
Por último, te recomendamos que te recuerdes siempre a ti mismo tus cualidades, todo lo que emprendes a lo largo del día y todo lo que has logrado con los años. Escríbelo, enuméralo. De esta manera, verás con claridad todo lo bueno que te define y podrás deshacerte poco a poco del síndrome del impostor.