Violencia obstétrica: la violencia invisible

Reconocemos como violencia obstétrica ciertas prácticas o protocolos que causan incomodidad a las madres que acaban de dar a luz. Este concepto ha sido desarrollado para denunciar unas prácticas poco éticas que se realizan dentro de la comunidad sanitaria. En la actualidad, la violencia obstétrica se combate activamente para que las madres reciban toda la información posible sobre el nacimiento de su bebé. Y también, para que reciban un buen trato durante este momento crítico.

Vamos a explicar cómo se ha desarrollado este concepto y por qué ha sido catalogado como una forma de violencia invisible.

Violencia obstétrica

La violencia obstétrica está reconocida por la Organización Mundial de la Salud (OMS)

La Organización Mundial de la Salud (OMS) entiende que la violencia obstétrica atenta contra los derechos de las mujeres antes del parto. Algunos de los derechos que se les niega son: estar acompañadas durante estos momentos tan importantes, la privacidad y el consentimiento informado. En consecuencia, las mujeres que experimentan esta mala praxis tienden a dejar de recibir atención médica. Esto se traduce en un mayor riesgo para ellas y para sus bebés.

La violencia obstétrica se produce cuando el personal médico al que acuden estas mujeres, les causa maltrato físico, vejaciones o abusos verbales. También se produce cuando los especialistas de la salud imponen protocolos coercitivos sin el consentimiento de las embarazadas. Además actúan, sin respetar la opinión de las futuras madres y haciéndolas sentir infantilizadas.

Violencia en el parto

Prácticas que constituyen violencia obstétrica

Este tipo de maltrato que sufren las mujeres que van a ser madres se manifiesta cuando el personal médico las juzga, atemoriza o humilla. Algunos servicios médicos ejercen una autoridad que no les corresponde hasta sobrepasar ciertas líneas rojas. Llegan incluso a lastimarlas de manera física y psicológica. En muchos casos, es fruto de una formación sanitaria ineficiente que lleva a entender a las mujeres como “úteros con piernas”. A continuación, vamos a describir algunos casos de violencia obstétrica hacia las mujeres a punto de dar a luz:

  • Practicar un parto por cesárea, pese a contar con la posibilidad y condiciones de llevar a cabo un parto natural. Por supuesto, esta práctica violenta y vejatoria suele producirse sin contar con el consentimiento voluntario de la madre. Normalmente, se aprovecha el estado convaleciente de la futura madre para no informarle de la situación.
  • Obligar a una mujer a dar a luz estando en una posición poco natural, como puede ser acostada o inmovilizada.
  • Otra práctica habitual de violencia es cuando, tras el parto, se le impide a la madre cargar o amamantar al recién nacido. Es un momento muy emotivo que se ve colapsado por protocolos restrictivos.
  • Por último, otro ejemplo sería negar la atención médica para atender posibles emergencias obstétricas.

Violencia medica mujer

Un tipo de violencia invisible

En muchos casos, la violencia obstétrica se ha institucionalizado contra las mujeres. Se ha relacionado con una estructura patriarcal que las ha invalidado, incluso, durante el parto. No se tiene en cuenta su opinión, puesto que prevalece la figura de la autoridad sanitaria. En el campo de las ciencias médicas, se ha catalogado como un tipo de violencia invisible, ya que nadie tiende a desdecir una mala praxis dentro de las ciencias médicas.

La violencia obstétrica no es un concepto para nada novedoso, pero sí que se ha ocultado bajo un velo de oscurantismo durante mucho tiempo. De hecho, a día de hoy, muchos son los profesionales de la salud que no están informados de estas prácticas negligentes.

De hecho, la violencia obstétrica sigue siendo una gran desconocida para más de la mitad de las plantillas sanitarias. Un estudio realizado entre 250 profesionales demostró que más del 80 % desconocían este término.

Muchos colectivos se preguntan por qué la violencia obstétrica sigue siendo aún tan desconocida. Las principales activistas, como las que integran la plataforma El parto es nuestro, afirman que la violencia obstétrica se debe a una institucionalización del patriarcado. Consideran que estas estructuras jerárquicas que deshumanizan a las mujeres son asumidas por parte de la sociedad y, por supuesto, las plantillas sanitarias. Según ellas, asumimos este trato inhumano se debe a que es una tendencia cultural muy arraigada en nuestros núcleos sociales. Y por otra parte, nadie trata de desequilibrar el poder de los profesionales de la salud, que se sitúan por encima de los mismos pacientes.

Para concluir, entendemos que la violencia obstétrica es una práctica nociva para las mujeres durante el proceso de dar a luz. Debido a los procedimientos médicos poco empáticos, las mujeres quedan infantilizadas y deshumanizadas. No tienen ni voz ni voto a la hora de traer un niño al mundo, lo que puede acarrear incluso problemas graves como agresiones físicas o psicológicas. Además, cabe mencionar que es una violencia invisible, ya que es asumida por las instituciones y la sociedad como algo natural. No obstante, cada día son más las voces discordantes que piden el cambio.