Bienvenidos a la era de la posverdad

Actualmente, vivimos inmersos en la llamada era de la posverdad. Esta expresión se ha vuelto tan popular en la última década que fue elegida “palabra del año” por el diccionario Oxford. ¿Pero qué es exactamente la posverdad? En primer lugar, la posverdad sugiere una premeditada indiferencia a la verdad. En segundo lugar, es inseparable del uso de técnicas informativas que se desarrollan sobre todo en las redes sociales. La posverdad ha quedado patente en dos casos de repercusión mundial: la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de 2016 y el triunfo del Brexit en el Reino Unido. A continuación, profundizamos en el significado de la posverdad y en sus implicaciones en la sociedad actual.

Información falsa y sesgada

Cada día recibimos una gran cantidad de noticias a través de los medios de comunicación y de Internet. Muchas de ellas están manipuladas, sesgadas o, directamente son falsas. Sin embargo, en la mayoría de las ocasiones no verificamos la autenticidad de la información y aceptamos las mentiras como verdades.

Por esta razón, nos encontramos en una época dominada por la desinformación de las populares fake news. Se trata de crear bulos, principalmente a través de los medios digitales, para construir una opinión generalizada. Para cuando estos bulos puedan desmontarse, la bola de nieve ya suele ser demasiado grande como y las mentiras ya han cumplido su misión.

Un rasgo propia de la posverdad es ignorar la verdad. Se crean así masivas campañas interesadas que manipulan a una parte de la población. Se construye un relato falso, interesado, que no está sustentando en evidencias científicas ni en concienzudos análisis. Se oculta la verdad con el propósito de hacer medrar las ideas que interesen a determinados poderes o a élites mediáticas y económicas.

La era de la posverdad: el fin de la razón

La humanidad, desde el siglo XVIII y el triunfo de las ideas ilustradas con la Revolución francesa, ha confiado en la razón para entender el mundo. Sustentadas en la razón y la ciencia se han desarrollado las teorías científicas, filosóficas y políticas que forman la base de nuestra cultura occidental.

Según ha escrito el politólogo estadounidense Francis Fukuyama en su libro “El Fin de la Historia” hoy nos encontramos en otra dimensión social. Si la razón ha creado el mundo moderno, donde la idea de progreso ha regido el devenir, hoy la sociedad ha entrado en otra fase evolutiva: el posmodernismo. El progreso ya no existe y es un tema del pasado. Con esta perspectiva, la humanidad ha abandonado una escala de valores universal y ha caído en el relativismo cultural.

Además, con la irrupción de las redes sociales y los medios de comunicación de masas, se ha creado una sociedad mediatizada. Esto significa que recibe una ingente cantidad de información y es incapaz de procesarla.

Asimismo la población, al poder elegir a quién seguir y qué visualizar, tiende a caer en el sesgo de confirmación. Se trata de un comportamiento por el cual un individuo tiende a reforzar su opinión de los sucesos mediante opiniones favorables a la suya. En este contexto, los laboratorios de ideas o think tanks aprovechan este contexto para crear relatos populistas.

La posverdad, un peligro para las democracias

Existen precedentes históricos donde las mentiras y la información sesgada han desencadenado populismos peligrosos para la democracia. La era de la posverdad actual puede asemejarse a la situación que acaeció en Europa durante el segundo tercio del siglo XX.

Sin la utilización de la propaganda y la construcción de relatos falsos, el nazismo o el fascismo italiano no se hubiesen afianzado en el poder. Medraron porque aprovecharon el descontento generalizado de la población con las estructuras democráticas previas. Es imposible no mencionar aquí a Joseph Goebbels, ministro de Propaganda del Tercer Reich.

Si en el siglo XX el desastre económico de 1929 provocó una situación muy tensa en Europa, la actual sociedad vive una situación similar. La crisis financiera de 2008 o la corrupción sistémica han erosionado la confianza de la gente y han provocado que la población desconfíe de la democracia y de los partidos.

La democracia, pese a sus errores y contradicciones, es un sistema político que tiene como principal fin garantizar la libertad y justicia entre la ciudadanía. Si este concepto se ve amenazado por la posverdad y las fake news, el triunfo de los populismos será inevitable.