El Efecto Pigmalión

El Efecto Pigmalión es un fenómeno, que se utiliza en psicología y pedagogía, que se refiere al efecto que producen las expectativas sobre el potencial de una persona. Este efecto puede ser positivo o negativo, dependiendo de las expectativas. El término se inspira en el mito griego de Pigmalión, un rey de Chipre que se enamoró de una estatua de marfil a la que llamó Galatea. La diosa Afrodita, conmovida por el amor de Pigmalión, decidió dotar de vida a la estatua. En 1913, el dramaturgo George Bernard Shaw revitalizó el mito con el estreno de su famosa obra de teatro que más tarde, en 1964, inspiró la película My Fair Lady.

El Efecto Pigmalión

Los orígenes del Efecto Pigmalión

El Efecto Pigmalión fue estudiado por primera vez por los psicólogos estadounidenses Robert Rosenthal y Lenore Jacobson. En la década de 1960 estudiaron el efecto Pigmalión desde la perspectiva de la llamada “profecía autorrealizada”, una creencia que defiende la idea de que una predicción, debido a la influencia que produce al ser conocida, condiciona tanto a los afectados que acaba convirtiéndose en realidad.

Su estudio“Expectativas del Maestro” se basó en el siguiente experimento: a un grupo de profesores se les informó que varios de sus alumnos habían sido seleccionados por presentar un alto potencial académico, y por tanto, se esperaba de ellos un rendimiento mayor que el del resto de sus compañeros. Lo que los profesores no sabían es que esos alumnos en realidad habían sido seleccionados al azar y su potencial no era mayor que el de los demás alumnos.

Los resultados del estudio sorprendieron a todos: al finalizar el curso, el grupo de alumnos seleccionados al azar obtuvieron mejores notas que el resto. Sólo podía existir una razón: los maestros, sin ser conscientes, habían tratado a estos estudiantes de manera diferente, brindándoles más atención y estímulo, lo que a su vez había llevado a los estudiantes a tener una mayor motivación y autoestima.

El Efecto Pigmalión

El Efecto Pigmalión en el ámbito profesional

El Efecto Pigmalión también puede desarrollarse en otros contextos, como es el ámbito laboral. Por ejemplo, si un supervisor cree que un empleado es capaz de desempeñar un excelente trabajo, es más probable que le encargue tareas más estimulantes y le proporcione más recursos. Al sentirse valorado, el empleado trabaja más motivado y su productividad es mayor.

Sin embargo, el Efecto Pigmalión también puede asociarse con consecuencias negativas. Si un superior considera que un empleado no está capacitado para desempeñar su trabajo con eficacia, es poco probable que le asigne tareas más ambiciosas. Esta situación lleva al empleado a sentirse menos motivado y por lo tanto a ser menos eficiente.

Otro área donde puede aplicarse el Efecto Pigmalión son las relaciones interpersonales. Por ejemplo, si una persona tiene unas expectativas muy altas sobre su pareja, suele ocurrir que su pareja se sienta más valorada y que su autoestima crezca. Pero si una persona tiene expectativas muy bajas sobre su pareja, lo más probable es que ésta se sienta insegura y no se sienta cómoda en la relación.

El Efecto Pigmalión

Cuando se nos valora, aumenta nuestra posibilidad de éxito

En psicología se conocen como creencias potenciadoras las ideas positivas que nos motivan para alcanzar nuestros objetivos y que aumentan nuestro rendimiento. Las creencias potenciadoras son la base del Efecto Pigmalión.

Dentro del mundo educativo se han realizado numerosos estudios que han analizado la influencia que ejercen los profesores sobre sus alumnos. En la mayoría de los casos, el rendimiento de los estudiantes está condicionado por las expectativas que cada profesor deposita en sus alumnos. Por ese motivo, los profesores deben ser muy cautos a la hora de gestionar sus expectativas con ecuanimidad.

Lo mismo sucede con los padres, que deben ser muy conscientes de la influencia que ejercen sobre sus hijos. Por eso es muy importante que los padres sean generadores de creencias positivas hacia sus hijos.

En resumen, todos ejercemos un papel muy influyente sobre los demás y debemos ser conscientes de ese poder. Las expectativas que se tienen sobre una persona afectan notablemente en su motivación, autoestima y desempeño, tanto de manera positiva como negativa.