Ecoansiedad: el miedo a los efectos del cambio climático

Ecoansiedad es un nuevo término que describe un tipo de ansiedad que sufren algunas personas como consecuencia de la presión psicológica que causa sobre ellas el cambio climático. La ecoansiedad es una respuesta emocional a la percepción de la magnitud que alcanza la crisis medioambiental a la que se enfrenta la humanidad. La American Psychology Association (APA) define la ecoansiedad como “un miedo crónico al desastre ecológico y ambiental”.

Ecoansiedad

Ecoansiedad: las secuelas psicológicas de la crisis climática

La ecoansiedad no está diagnosticada y por tanto no se considera una enfermedad. Sin embargo en la actualidad muchos psicólogos la detectan entre sus pacientes. Para estos psicólogos, la ecoansiedad es un tipo de ansiedad que se caracteriza por sentimientos de impotencia, angustia y tristeza en respuesta a la crisis climática. Puede manifestarse de numerosas formas, desde una preocupación obsesiva por el medio ambiente hasta síntomas físicos como dolores de cabeza, fatiga, trastornos del sueño o problemas digestivos.

La ecoansiedad es el resultado del fuerte impacto emocional que produce en algunas personas la gravedad de la crisis derivada del cambio climático. El grado de ecoansiedad que experimenta una persona depende en gran medida de su nivel de conciencia y de su exposición a los mensajes alarmantes sobre los efectos del cambio climático y la degradación del medio ambiente que saturan los medios y las redes sociales.

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¿Cómo afecta la ecoansiedad a nuestra salud física y mental?

Los efectos de la ecoansiedad afectan tanto a la salud física como a la salud mental y son variados y numerosos. En lo que respecta a la salud física, la ecoansiedad puede provocar aumento de alergias, cambios en el estado físico o un incremento de episodios a causa del calor. En el plano de la salud mental, los efectos incluyen estrés, depresión, desórdenes postraumáticos y abuso de sustancias. Además, en la llamada salud comunitaria, la ecoansiedad también se relaciona con el aumento de la inestabilidad social y el incremento de agresiones.

La ecoansiedad también puede provocar sudoración, taquicardias e insomnio, y en los casos más extremos, depresión, ira y frustración.

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La ecoansiedad lleva a la inacción y la apatía

Para algunas personas, especialmente las más jóvenes, el bombardeo de noticias relacionadas con el cambio climático y la crisis medioambiental resulta insoportable. Es muy difícil aceptar la idea de que estamos viviendo en un mundo que avanza inexorablemente hacia la autodestrucción sin que las autoridades mundiales emprendan las acciones necesarias para evitarla. Esa ansiedad paraliza a muchas personas y las conduce a la inacción y la apatía.

Para entender este fenómeno, es importante aceptar que la ecoansiedad es una respuesta emocional muy comprensible y mucho más frecuente de lo que pueda creerse. Además, parece ser que la ecoansiedad no se puede evitar por completo y que sólo se puede aprender a controlarla. La terapia especializada y otras técnicas de apoyo psicológico pueden resultar muy eficaces en estos casos. Por ejemplo, se ha demostrado que la meditación, diversas técnicas de relajación y el yoga son muy útiles para reducir la ecoansiedad.

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Pasar a la acción ayuda a combatir la ecoansiedad

Otra manera de combatir la ecoansiedad consiste en centrarse en las soluciones y no en los problemas asociados a la crisis medioambiental. Adoptar una actitud positiva y pasar a la acción es una fórmula muy eficaz para paliar la ecoansiedad. En este sentido existen numerosas organizaciones en todas las ciudades que trabajan activamente para luchar contra los efectos del cambio climático y que a buen seguro acogerían con los brazos abiertos a nuevos voluntarios.

También es muy recomendable apostar por un consumo responsable y poner en práctica medidas que contribuyan a garantizar la sostenibilidad medioambiental. Por ejemplo, reducir el consumo de plásticos, evitar pequeñas acciones cotidianas que resultan contaminantes o montar un huerto urbano.

En una encuesta realizada por la empresa de previsión de tendencias y datos analíticos WGSN, el 90% de los participantes afirmaron que cuando piensan en el futuro son muy pesimistas debido a la crisis medioambiental. En el caso de los más jóvenes, esa desesperanza suele convertirse en un activismo ecológico como el que encabeza la sueca Greta Thunberg, que ha conseguido movilizar a miles de jóvenes en todo el mundo.

En resumen, la ecoansiedad es un trastorno que hoy se manifiesta entre muchas personas y que debemos tener en cuenta para descubrir tratamientos que frenen su crecimiento entre la población mundial.