¿Qué es el Antropoceno y por qué te interesa saberlo?

El término Antropoceno (del griego «anthropos», humano, y «cene», que significa nuevo o reciente) es un nombre creado por una parte de la comunidad científica para designar la nueva era geológica en la que ha entrado la historia de la Tierra. Ese grupo de científicos considera que el impacto de las actividades humanas ha sido tan significativo en el clima y la biodiversidad durante los dos últimos siglos, que ha configurado un nuevo marco geológico caracterizado por los daños irreversibles causados sobre los ecosistemas terrestres, debido al consumo excesivo de los recursos naturales. El Antropoceno, también llamado “Era de los Humanos” vendría a suceder, en la historia de la Tierra. al Holoceno, la época “oficial” actual del Período Cuaternario.

La Revolución Industrial marca el inicio del Antropoceno

El término Antropoceno se ha utilizado en numerosos artículos y libros científicos. Incluso ha aparecido en algunos medios de comunicación. El biólogo estadounidense Eugene F. Stoermer fue el primero en emplearlo, aunque fue el holandés Paul Crutzen, premio Nobel de Química en el año 1995, quien lo popularizó a principios del año 2000. Tanto Stoermer como Crutzen coincidían en que el sistema terrestre había sufrido unas mutaciones que habían alterado el equilibrio que caracterizaba al período Holoceno, iniciado hace 11.700 años. Stoermer y Crutzen establecieron 1764 como el año en el que empezó el cambio de época, momento en el que el británico James Watt perfeccionó la máquina de vapor y dio comienzo la Revolución Industrial. 

Sin embargo no existe un criterio unificado. Otro grupo de científicos sitúan el comienzo del Antropoceno en torno a los años 40 y 50 del siglo pasado, como consecuencia de la aparición de los radioisótopos (los isótopos radioactivos), producidos por las bombas atómicas. Incluso algunos expertos, como Philip Gibbard, profesor de la Universidad de Cambridge, prefieren situar el inicio del Antropoceno hace unos diez mil años, coincidiendo con la aparición de la agricultura y la domesticación de animales.

También en los años 50 varios científicos realizaron diversos estudios utilizando muestras de hielo del Antártico, que evidenciaron la acumulación de las emisiones de gases de efecto invernadero y de dióxido de carbono en el planeta. Tres décadas más tarde, en 1987, se creó el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), un equipo de estudio dedicado a evaluar el impacto del Cambio Climático en el clima. 

La era de la hiperaceleración

En 2015 el sueco Johan Rockström y el estadounidense Will Steffen establecieron la Teoría de los nueve límites del planeta, que alerta del peligro que supone para la salud del planeta sobrepasar ciertas líneas divisorias. Según estos dos científicos, cuatro de estos límites ya se han traspasado: el clima, la extinción de especies animales, la alteración de la vegetación y el cambio de los flujos biogeoquímicos, en los que los ciclos del fósforo y el nitrógeno juegan un papel determinante. Los otros cinco límites corresponden al consumo de recursos primarios, la utilización de energía, el crecimiento demográfico, la actividad económica y el deterioro de la biosfera. Según un informe publicado por la UNESCO, desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, estos límites se han disparado espectacularmente y nos han conducido a una etapa a la que muchos científicos denominan “época de la hiperaceleración”. 

Es evidente que la Tierra está cambiando a un ritmo vertiginoso debido al impacto de la actividad humana. Y los cambios no sólo están configurando un nuevo escenario biogeológico, sino también sociológico, político, económico y jurídico.

¿Una nueva era geológica o simplemente una metáfora?

Pese a su breve existencia, la idea del Antropoceno ya ha generado polémica. Antropólogos, historiadores y científicos no acaban de ponerse de acuerdo a la hora de determinar el grado de influencia del ser humano en los ecosistemas terrestres. Algunos se decantan por señalar exclusivamente al hombre occidental y al sistema capitalista como los únicos responsables de los cambios experimentados. Por esa razón, se han propuesto nombres alternativos como Occidentaloceno o Capitaloceno. 

Pese a las discrepancias parece evidente que una fe ciega en el crecimiento económico puede desencadenar graves consecuencias medioambientales. Los intereses de las grandes multinacionales, las ansias de consumo de una población de miles de millones de personas, la contaminación y la inacción de las organizaciones internacionales pueden llevar al planeta a una crisis de una magnitud colosal. 

La entrada en escena del concepto del Antropocentro ayuda a situar en el centro de la opinión pública un problema que pone en peligro ni más que menos que el futuro de la humanidad. Las ciencias humanas y sociales deberán reinventarse para responder a los graves problemas a los que nos enfrentamos y los gobiernos tendrán que desarrollar políticas eficaces que consigan paliar el impacto desmedido de las actividades humanas sobre el planeta.